Alberto Cañedo llegó a ser alcalde de su pueblo, Carcaboso (Cáceres) tras una moción de censura en 2005. Se había presentado a las elecciones con una plataforma ciudadana y vio como su antecesor era inhabilitado de forma poco transparente a causa de una denuncia de concejales del PSOE que le acusaban de falta de información a la oposición. Al año, varios miembros de la Corporación decidieron poner freno al poco democrático gobierno socialista que surgió de aquella inhabilitación. Tampoco imaginó Alberto que aquella misma estrategia era la que iban a utilizar para apartarle a él del Ayuntamiento. El día de su nombramiento comenzó un enfrentamiento personal que ha arruinado su vida y por desgracia aún parece que no ha finalizado.

Los Plenos eran una constante fuente de enfrentamientos, pero la verdadera batalla se gestaba en los despachos. La misma estrategia que habían seguido con el anterior edil la pusieron en marcha con Cañedo. Cada semana los requerimientos de información se agolpaban en el registro municipal sin capacidad prácticamente para ser respondidos. En dos años se superaron las setecientas solicitudes, algo casi imposible de asumir para una administración tan pequeña con apenas 3 trabajadores. Además, muchas de ellas se repetían con reiteración, evidenciando que lo importante no era la respuesta, sino el tiempo gastado en contestar.

Y llegó la primera denuncia: de aquellos cientos de solicitudes los dos concejales de la oposición encontraron 5 que parecían no resueltas en tiempo y forma por el alcalde, y con ello se fueron al juzgado. Curiosamente no presentaron ninguna de las denuncias ante el contencioso-administrativo, como hubiera sido preceptivo, e incluso el primer tribunal penal rechazó la imputación, pero fuera de toda lógica judicial, acudieron de nuevo a ese juzgado una vez que cambiaron sus magistrados y esta vez sí obtuvieron respuesta. La renovada juez de primera instancia consideró que la demora de aquellas 5 solicitudes era superior a lo regulado por ley y el exceso de trabajo no era excusa.

Mientras el alcalde iba ganando con amplia mayoría todas las elecciones de su localidad,  con una gestión impecable y aplicando un modelo basado en la agroecología, la economía del bien común, las consignas del apoyo mutuo y la buena vecindad, consiguiendo convertir a Carcaboso en un referente del modelo agroecologico, además de obteniendo numerosos premios y reconocimientos… Durante ese tiempo se maquinaba una sentencia que le imponía 9 años de inhabilitación.

En el momento más complicado de la crisis inmobiliaria, Alberto y su equipo cambiaron el paradigma y abrieron nuevas vías de emprendimiento y empleo basadas en el aprovechamiento de recursos naturales. Se ofrecieron a las familias tierras sacadas de un banco de tierras, impartiendo formación en agricultura ecológica para iniciar proyectos que permitían cierta autosuficiencia a vecinas y vecinos.

El proyecto de Cañedo era ambicioso y el panorama que se presentaba ante él era desolador: una población de 1.200 habitantes que hasta aquel momento había vivido prácticamente de la construcción y que no encontraba una salida clara de la crisis. Alberto apostó por recuperar la esencia rural de la localidad y centró sus esfuerzos en dinamizar la agricultura a través de la implantación de la agroecologia como modelo de desarrollo, estimulando la producción y distribución local. Puso en marcha un centro demostrativo de agricultura ecológica en las antiguas escuelas del poblado de Valderrosas, declaró al municipio libre de transgénicos y contrario al TTIP, cuando apenas nadie conocía este tratado de libre comercio. Sentó las bases de la economía del bien común en sus finanzas. Sembró huertos urbanos y jardines municipales con plantas hortícolas libres de pesticidas y repartió terrenos entre los vecinos para que cultivasen sus propios alimentos. También dinamizó un proyecto de transformación de conservas mediante una cooperativa municipal, con los excedentes de la producción de los huertos, fruto de esto último surgió una iniciativa particular que actualmente comercializa a otras provincias. Pero el modelo de sostenibilidad va más allá de la agricultura y la ganadería, apostando también por fórmulas de aprovechamiento de las energías renovables, como la alimentación por energía solar de la estación de bombeo de agua (municipal, no privatizada) o de depuración de las aguas mediante técnicas naturales. Todas eran cosas que el viejo sistema no estaba dispuesto a permitir.

En paralelo, se les concedían numerosos premios por estas iniciativas, como el galardón Conama en dos ocasiones, el Adenex y el premio UNESCO Extremadura, todos ellos valorando un modelo continuo de desarrollo local. Siempre bajo el lema “piensa global, actúa local”.

Pese a las tres sentencias condenatorias, Alberto ha demostrado su buena fe frente a un sistema al servicio de los grandes partidos, en el que no parece existir la necesaria independencia entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Todo apunta a que ha sido víctima de una estrategia política encaminada a satisfacer los egos de un grupo de caciques locales, que se amparan en un sistema judicial viciado, para conseguir su lucro particular y saciar su sed de venganza por haber sido apartados -de forma legítima y democrática- de la alcaldía de la localidad.

Hay que señalar que esta injusticia ha sido posible gracias a la connivencia del PSOE extremeño, quien siendo conocedor del caso ha preferido mirar hacia otro lado en lugar de enfrentarse al díscolo Comité local, prevaleciendo sus resultados internos sobre el derecho a la legítima defensa de Cañedo.

El resultado de las acciones de Alberto Cañedo para mejorar la vida de las personas en su pueblo, ha sido una inhabilitación de 17 años para cargo público y la obligación de pagar entre multas y costas judiciales más de 120.000 €. Frente a tanto sinsentido, la solidaridad de múltiples personas en ciudades y pueblos no deja de crecer, tal y como puede verse en la web creada para difundir su caso, www.apoyoalberto.com

Para finalizar, este bello mensaje de ánimo que han recibido desde Chiapas (México)  “si la justicia de arriba te condena, la justicia popular te apoya”

 

 

 

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