Desde la perspectiva del viaje Institucional realizado desde Castilla y León durante tres días en el desierto, hemos podido conocer un poco mejor la realidad del pueblo saharaui en los campamentos de refugiados en Argelia. Setenta y una personas de toda la Comunidad, cuatro ellas de Palencia, hemos tenido una experiencia que remueve nuestros adentros, nos hace sentir mayor cercanía e implicación con la problemática, conocer las carencias de las familias, el frío por la noche y las muchas piedras que hay en el camino.
Nuestro mundo occidental nos genera prejuicios y estamos repletos de imágenes que no nos transmiten la realidad de las condiciones de vida del pueblo saharaui, porque lo duro, lo difícil, las vidas empobrecidas son invisibles a los ojos y porque la información sobre este tema no preocupa en nuestra sociedad acomodada. Lucharemos por cambiar esta situación.
Tenemos que ponernos las gafas de la hospitalidad y de la dignidad del pueblo Saharaui. Y aún así es difícil comprender el abandono de la España que les colonizó, los vaivenes de nuestros Gobiernos respecto al pueblo Saharaui, el interés en pactar con Marruecos asuntos de pesca y de inmigración y un largo etcétera de abandonos de la causa saharaui.
El Gobierno español, independientemente de quien gobierne, tiene que dejar de mirar hacia otro lado e implicarse y apoyar el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, reconocido por Naciones Unidas a través de multiples resoluciones que han sido ignoradas. España tiene una obligación histórica y política con el Sáhara Occidental ya que dejó el proceso de descolonización inconcluso y lo entregó a Marruecos.
El conocimiento de la historia de lucha y de justicia de los y las saharauis debe entristecernos ante cuarenta y dos años de abandono en el desierto inhóspito de Argelia, conocedores de un exilio de decenas de miles de saharauis que huyeron en 1975 del Sáhara Occidental por miedo a Marruecos. Y esa realidad de sufrimiento sigue vigente en el Sáhara ocupado: la discriminación por ser saharaui, por luchar para que la potencia colonial devuelva la tierra invadida, el miedo a ser reprimido, perseguido y torturado.
Tenemos un pueblo que debe decidir quedarse en el desierto a vivir de la ayuda humanitaria que disminuye paulatinamente o vivir en los territorios ocupados bajo el yugo de una potencia que les oprime y separa el Sáhara con más de 2700 kilómetros de muro de la vergüenza. Que tiene que decidir entre esperar que el derecho internacional les siga dando la razón unas cuantas décadas más o luchar para que les devuelvan sus playas, sus recursos minerales y pesqueros, su país al fin y al cabo.
Los pueblos de España siguen siendo fieles aliados del pueblo saharaui pero esto no es suficiente, tenemos que reivindicar otra política respecto al Sáhara Occidental, la lucha del pueblo saharaui tiene que ser nuestra lucha para conseguir cumplir un sueño que se va evaporando con el tiempo y la falta de apoyo de países como el nuestro. La esperanza requiere de obras que vayan encaminadas hacia la resolución del conflicto político, no de palabras bonitas sin compromisos concretos.
Por último terminar con un perdón y con un gracias. Perdón por nuestra corresponsabilidad como ciudadanía española que no ha sabido hacer lo suficiente para que esta injusticia se ponga encima de la mesa y no hayamos ido más allá de la ayuda humanitaria y de realización de proyectos en los campamentos. Que son absolutamente necesarios, pero insuficientes si perdemos el objetivo político de regreso a su país.
Y gracias por la lección que nos habéis dado, gracias por la inmensa hospitalidad desde la carencia de lo más básico, gracias por la paciencia infinita, gracias por la dignidad en la lucha. Intentaremos que Palencia y Castilla y León estén a la altura de lo que nos habéis transmitido durante este breve pero intenso viaje.
Carmen García Lafuente y Juan Gascón Sorribas. Concejales de Ganemos Palencia.