El pasado viernes asistí en la biblioteca a la presentación de la labor solidaria de rescate que están haciendo un grupo de voluntarios, sin ningún tipo de ayuda oficial ni subvención, en la isla de Lesbos (Grecia) a donde arriban la mayoría de quienes huyen de la guerra, dejando todo atrás, en busca de un futuro libre de violencia. Fue una inmensa suerte poder conocer de primera mano su testimonio, exento de vanidad o autocomplacencia, unas vivencias intensas, llenas de humanidad y de pequeños grandes detalles.
Asimismo, tuvimos la oportunidad de escuchar por Skype a un compañero de ellos que desde otra ONG está realizando la inmensa tarea de coordinar la ayuda en toda la isla para que los materiales necesarios en cada momento, estén en el sitio adecuado. Y de nuevo explicaba todo lo que hacía sin ningún tipo de bombo, como si fuera lo más normal del mundo dedicar unos meses de su vida durante muchas de las 24 horas de cada día, a ayudar a personas desconocidas en un lugar remoto y lejos de su casa y de su familia.
Pero no solamente en Lesbos hay seres humanos cuidando a otros seres humanos sin importar su raza, religión, o procedencia. También aquí en Palencia hay quienes dedican muchas horas de ocio a recoger, organizar y enviar paquetes con alimentos, material médico y bienes de primera necesidad a las personas refugiadas.
También fueron muchas buenas personas anónimas quienes se concentraron en diferentes ciudades de España y de Europa el sábado 27, demandando un pasaje seguro y una protección de los derechos humanos de las personas refugiadas, así como una vida digna mientras tengan que vivir fuera de su país de origen.
Y mientras tanto que hacen los gobiernos? mirar para otro lado, alardear con grandes gestos por haber aceptado la ridícula cifra de 18 migrantes, correr un tupido velo y crear cortinas de humo para que olvidemos la crisis de los refugiados… pero no, no nos olvidamos, muy al contrario, tenemos presente este drama diario.
Muy al contrario, nos estremecemos con noticias como los 10.000 niños desaparecidos al llegar a Europa. U otra más reciente sobre 130.000 llegadas a Alemania que se han “desvanecido”, puesto que no figuran en ningún registro. Cómo es esto posible en la era digital, de las comunicaciones intantáneas y las cámaras de vigilancia!
Ya hemos exigido acción a los políticos, pero no nos han escuchado, ahora es el momento de que la sociedad civil -siempre varios pasos por delante de los gobernantes- siga demostrando su preocupación y responsabilidad en esta crisis.
Debemos seguir saliendo a la calle para exigir una vida digna a todas las personas y el fin de la guerra, (causa de la huida de tantos millones de personas) y mientras no acaben los conflictos, seguir ayudando y apoyando a quienes desinteresadamente lo dejan todo para acudir a mostrar su solidaridad. Que las buenas personas anónimas de G Fire, conlosrefugiadosenLesbos, pro activa open arms, no border kitchen, bienvenidos refugiados y otras muchas pequeñas asociaciones, sepan que no están solas en su gran labor humanitaria.
Frente al vacío institucional y la falta de reconocimientos o de recibimientos oficiales por parte de las administraciones, la sociedad civil siempre estará a su lado.