En educación hay que apostar por una evaluación integral del sistema educativo, que no pierda el carácter formativo y que sea más democrática, diversa, justa, que no compare realidades diferentes entre sí, y rigurosa, adaptada a la sociedad del conocimiento del siglo XXI donde se valoran cada vez más otras capacidades relacionadas con la comprensión, la interpretación, el análisis crítico y el desarrollo del pensamiento.

La evaluación sirve para seguir educando y hacerlo mejor: hay que poner medidas y recursos. Hemos de revertir el modelo que ha venido imponiendo la Administración Educativa utilizando la evaluación como mecanismo de promoción o exclusión, cambiar el enfoque de los exámenes y las reválidas como estrategias de legitimación de una clasificación, como naturalización de una selección social por vía académica.

Entendemos que no se puede medir el grado de madurez real del alumnado, mediante una prueba escrita, realizada en circunstancias iguales para un alumnado que es diferente, con realidades completamente distintas y en el que los resultados pueden estar influidos por aspectos tan dispares como la hora de realización de la prueba, el tiempo de duración, la forma de dar las instrucciones, las circunstancias familiares temporales y más duraderas, la confianza en dar o no una respuesta, etc.

Seguimos creyendo que la riqueza de una educación no se puede resumir en los resultados de una prueba que es sólo escrita, y por tanto solo favorece a una tipología de alumnado; y que es, además, parcial en el currículo que evalúa. No se puede comprobar, de esta forma, el grado de destreza ni competencia lingüística o matemática ni en 3º, ni en 6º de Primaria, ni el logro de objetivos de la etapa en esta última.

La prueba de 6º será facilitadora del paso de Primaria a Secundaria, cuando  lo que lo facilita es el contacto cercano entre profesorado y equipos de los centros de primaria y

secundaria. No parece razonable que se sustituya esa información por la de los resultados de una prueba hecha un día y en un momento concreto. La evaluación individualizada que se propone sigue sin ser una prueba destinada al diagnóstico que pueda aportar un beneficio pedagógico.

La Junta de Castilla y León en cambio pone en marcha un proceso que se implantó sin ningún consenso y con la oposición de los colectivos de madres, padres, profesorado y estudiantes. Ha puesto en marcha el plan de las llamadas “pruebas de reválida” en 3º y 6º de primaria, oficialmente llamadas “pruebas de evaluación individualizadas” contra las que:

  • El Congreso de los Diputados votó el pasado 5 de abril contra la aplicación de estas pruebas en 3º y 6º de primaria.
  • Algunas Comunidades Autónomas se han pronunciado en contra de desarrollar la LOMCE.

Para lo que sí servirán estas reválidas es para estigmatizar al alumnado, profesorado y centros, para generar un mercado de “elección” de aquellos centros que ocupan lugares más destacados en detrimento del resto y para asignar los recursos en función de los resultados, convirtiendo las desigualdades en crónicas y estructurales y alejándose del carácter compensador que tiene que tener el sistema educativo para garantizar la equidad y la cohesión social.

Este modelo de evaluación no está al servicio de la mejora de la educación, está más orientada a seleccionar, segregar y sancionar que a identificar los problemas y establecer medidas de mejora.

Los efectos negativos más relevantes que se han observado respecto a las evaluaciones estandarizadas son:

  1. a) la deslegitimación de la función docente y la desconfianza hacia el profesorado, ya que no es el profesorado que tiene docencia directa con el alumnado el que evalúa
  2. b) la degradación de contenidos: se acaba estudiando lo que se examina y se centra el tiempo y los esfuerzos docentes en preparar al alumnado para resolver pruebas y exámenes, como ya pasa en 2º de Bachillerato de cara a la selectividad;
  3. c) el coste económico para el sistema, tan alto como inútil, por la realización de las múltiples pruebas externas todos los años.
  4. d) para el alumnado jugarse en una prueba externa los años de escolarización es injusto y contradice la función de la evaluación como mejora de la educación respetando la diversidad y los diferentes ritmos de aprendizaje;

ACUERDOS

  • Abogamos por la paralización de la LOMCE y la realización de una nueva ley que se realice de manera consensuada entre todos los actores educativos: padres y madres, profesorado, alumnado y que apueste por la inversión en educación hasta conseguir una educación de calidad.
  • Expresamos nuestra disconformidad con las reválidas de 3º y 6º de primaria establecidas por la LOMCE por los motivos expuestos anteriormente. Solicitamos la paralización de esta prueba por parte de la autoridad educativa como han hecho algunas de las Comunidades autónomas de nuestro país.
  • Caso de realizarse, consideramos que se debería someter a la voluntariedad de las familias y no debería figurar su calificación en los expedientes de los alumnos/as que las realicen.

 

 

 

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